bungalow o bunjalow

    La forma correcta de bungalow/ bunjalow ¿se tiene que escribir con ‘g’ o con ‘y’?¿Titubeas a la hora de decidir entre escribir bungalow o bien bunjalow? No te preocupes, te vamos a echar un cable. Existe un gran número de personas que sienten , como tú, esta duda, y pasa porque en castellano tanto bungalow como bunjalow son muy similares en su pronunciación. A causa de este parecido en su fonología, es común sentir dudas en cuanto a cuál es la forma adecuada de escribir esta palabra, si bunjalow o del siguiente modo: bungalow. Tranquilo, que no te haremos perder más tiempo en darte una respuesta, entre bunjalow y bungalow, la forma acertada de escribir esta palabra es: bungalow. Además de obsequiarte con esta contestación que estabas solicitando, sería para nosotros un placer enseñarte otras aportaciones para las situaciones en que se te manifiesten dudas con respecto a en qué oportunidades se debe escribir ‘ll’ y en qué casos se debe escribir ‘y’. De esta forma cada vez sentirás menos indecisión del tipo ‘¿Se escribe bungalow o quizá es bunjalow?’

    bungalow

    bunjalow

    Recomendación para escribir siempre como es debido bungalow

    Jamás te sientas dubitativo entre bungalow y el término bunjalow cuando debas escribir, puesto que tan solo hay una manera posible para escribir este término con corrección, y es: bungalow. La palabra bunjalow simplemente no arroja ningún resultado cuando lo buscamos en el diccionario de la RAE.

    Con la finalidad de que te sea más fácil recordar cómo debes escribir bungalow, la definición del diccionario:

  1. Vivienda rústica, exenta, de una única planta y habitualmente rodeada de galerías con alero Ejemplos:
  2. "Sus numerosas casuchas de madera cubrían por un lado la montaña como un manto gris. Aquí y allá, entre techos cubiertos de nieve, dispersos bungalows y arquitecturas de consistencia masiva." Nogales Méndez, Rafael (1991 [1936]) Memorias. Caracas: Ayacucho, t. I, p. 121
  3. "Además no sé, te habrás fijado que este bungalow invita, basta que uno se instale en la veranda y mire un rato hacia el río y los naranjales, de golpe se está increíblemente lejos de Buenos Aires, perdido en un mundo elemental." Cortázar, Julio (1995 [1964]) Final del juego. Madrid: Anaya, p. 125