millonada o miyonada

    El vocablo millonada/ miyonada ¿se tiene que escribir con ‘g’ o con la letra ‘y’?¿No estás seguro de la manera correcta de escribir, cuando tienes que escribir entre escribir millonada o tal vez el vocablo miyonada? No te agobies, aquí encontrarás ayuda. A menudo nos encontramos con muchas personas que sienten la misma duda que tú, y eso es porque en castellano tanto millonada como miyonada se parecen mucho a la hora de pronunciarse. Por motivo de esta similitud en su fonología, es habitual tener dudas sobre cuál es el modo adecuado de escribir esta palabra, hacerlo escribiendo miyonada o de la siguiente manera: millonada. No te queremos hacer desaprovechar más tiempo en darte una respuesta, entre miyonada y millonada, la forma adecuada de escribir este vocablo es: millonada. Además de darte esta respuesta que solicitabas, es importante para nosotros brindarte más aportaciones en los momentos en que se te manifiesten dudas acerca de en qué ocasiones se debe escribir ‘ll’ y en qué otras se escribe ‘y’. En consecuencia cada vez tendrás menos indecisión del tipo ‘¿Se escribe millonada o acaso es miyonada?’

    millonada

    miyonada

    Recomendación para que logres escribir siempre como es debido millonada

    Jamás debes dudar entre el término millonada y el término miyonada a la hora de escribir, dado que tan solo existe una manera posible para escribir esta palabra de forma correcta, y es: millonada. La palabra miyonada simplemente no corresponde a ninguna palabra que se encuentre en el diccionario de la RAE.

    Con el fin de que puedas acordarte siempre de la manera en que deberías escribir millonada, te aportamos la definición del diccionario:

  1. Cantidad como de un millón.[ 1]
  2. Gran cantidad de dinero. Uso: coloquial. Sinónimos: dinerada , dineral , doblonada .[ 2] [ 3] [ 4] Ejemplo:
  3. «Según resulta de lo que acaba de oírse, el Ayuntamiento ha de dar de balde la inmensidad de terreno que ocuparán las innumerables, cómodas y lujosas habitaciones que han de regalarse a los obreros; el Estado, la millonada enorme para construirlas, y un impuesto sobre ciertos artículos de lujo y el pasaje trasatlántico, para conservarlas, con su caño libre, sus terrazas y sus jardines de recreo.» de Pereda, José María (1891). «Capítulo III: A claustro pleno», Nubes de estío.